A los niños les gustan las cosas fáciles, así que no conviertas la fruta en algo complicado para ellos, ni mucho menos, en algo traumático o negativo. Intentar que coman fruta por obligación conseguirá el efecto contrario al deseado: que la rechacen.
Aquí te vamos a contar los secretos que te ayudarán a que los más pequeños disfruten comiendo fruta para siempre. Empezar con las frutas adecuadas en el caso de los bebés o buscar las piezas más vistosas y sabrosas en la tienda cuando van creciendo, pueden ser dos decisiones más importantes de lo que crees. Por ejemplo, los bebés suelen tolerar mejor la manzana o la pera en sus primeros purés de frutas porque su sabor es suave y dulce; y si al principio se mezcla ese puré con leche materna, el proceso de cambio es más fácil para ellos.
Pero ese sólo es el principio. Todavía no ha llegado lo realmente difícil, combatir la gran tentación, el sustitutivo ‘diabólico’ de la fruta en los almuerzos o las meriendas: la bollería, las chucherías y las gominolas. El enemigo es fuerte. Tentador. Y, para colmo, está ‘extendido’ entre los amigos. Si eso se une a que los más pequeños suelen ser reacios a probar comidas nuevas, con texturas fibrosas o con tareas adicionales antes de llevárselas a la boca (pelar, quitar semillas, etc.), es más que necesario pensar en cómo darles la fruta.
DALE LO QUE PIDE: COLOR Y AZÚCAR.
A los niños les gustan las golosinas y las chucherías, fundamentalmente, porque son dulces (los niños tienen mayores necesidades de glucosa que un adulto) y porque tienen colores atractivos desde el envoltorio. Y eso tenemos que aprovecharlo. Si algo tiene la fruta es color y azúcar saludables. Prueba a elegir frutas dulces y con mucho color (fresas, peras, manzanas, plátanos) y elige piezas que estén lo suficientemente maduras para que tengan sabor. Elige la fruta que a ti te entre por los ojos en el supermercado y comprueba que está en el punto adecuado para su consumo.
ENSÉÑALE LAS MIL CARAS DE LA FRUTA
Pelar la fruta o quitarle las pipas de su interior no va con los niños. Así que no te queda más remedio que facilitarle la labor. Eso, y ofrecerle la fruta de múltiples maneras, porque las posibilidades se convierten en infinitas y así no le aburrirás cada día repitiendo la misma fórmula. Aquí te damos algunos ejemplos:
– Cruda y sola (la mejor manera, ya que se aprovechan todos sus nutrientes).
– Como postre elaborado: en tartas, pasteles, helados, etc.
– En zumo, siempre recién exprimido o licuado.
– Batida con leche o mezclada con productos lácteos.
– Como guarnición de ciertos platos (compota de pera con el solomillo ).
– Asada (las manzanas y las peras son perfectas).
– Mezclada con cereales.
– En ensalada.
– En macedonia
RECUERDA SIEMPRE QUE TÚ ERES SU ESPEJO.
Ésta debería ser casi la primera línea del post. Grábatelo a fuego: los niños son grandes imitadores que quieren parecerse a los mayores, a ‘sus’ mayores. Te miran. Te observan incluso cuando no te das cuenta, así que si tú no comes fruta, si en tu dieta esta parte no es importante, será doblemente difícil que tus pequeños lo hagan. Es muy importante que el colorido de la fruta esté visible en casa, que forme parte de lo cotidiano, a la vista, en una fuente con mucha variedad.
CON UN POCO DE TIEMPO, HAZLO DIVERTIDO.
¿Sabes qué es lo que más les gusta a los pequeños? Jugar. Divertirse. Y, precisamente, por eso el momento de la comida para ellos es poco apetecible, porque dejan de jugar. Así que, ¿por qué no le echas imaginación y le das un toque de diversión? Cortar los trozos, incluso preparar pinchos multicolores o hacer figuras con los pedazos de fruta puede ayudar a que se diviertan mientras comen.
DÉJALE ‘JUGAR’ A SER MAYOR CON LA FRUTA.
Además de jugar con ella mientras come, es muy positivo que participe de la fruta desde el principio. Leer cuentos sobre frutas que sean protagonistas, pasar un día de campo y enseñarle los frutos en los árboles, dejarle elegir la fruta en la compra o dejarle participar en la preparación de recetas con fruta, son sólo algunos de los ejemplos que pueden ayudarte. Si algo tienen los pequeños es curiosidad por todo lo que ven y les cuentan los mayores. Y si además se sienten ‘importantes’ en el proceso, asociarán la fruta a algo bueno para ellos.
Esperamos que alguno de estos consejos te sirvan en la práctica. Escríbenos si es así ¡Suerte!